ANÁLISIS DE EL PARAÍSO CANTO XXVII Y XXXIII
Noveno cielo o primer móvil. Dios y los ángeles. Menciona que simultáneamente fue creado y establecido el orden de las sustancias, el producido en acto puro están en la cima del mundo, y el inferior es destinado a la potencia pura y el medio unió a la potencia y acción, la causa del que mora ahí en el centro de la tierra fue el orgullo.
Décimo cielo o Empíreo: Dios, ángeles y bienaventurados.
Ha desaparecido el punto luminoso y los coros angélicos desisten de seguir cantando la belleza de Beatriz. Ya han salido del mayor de los cuerpos celestes para subir al cielo que es pura luz. Aquí el amor tranquiliza , Dante siente elevarse de un modo superior a sus fuerzas. Dante contempla la viva luz, y voltea a ver a su dama, pero en su lugar hay un anciano vestido como la familia gloriosa, el le indica que vea el tercer circulo a partir de la grada superior y ahí esta Beatriz que por su merito ha ocupado este trono. Dante la invoca pidiéndole le mantenga su alma sana, el anciano que es San Bernardo le dice que el lo llevara a feliz termino de su viaje, Dante ve como mil ángeles festejan , ve sonreír una beldad, el anciano explica la distribución de los elegidos en la Rosa, debajo de Maria se encuentran en el orden que forman los terceros puestos, Raquel, Beatriz, Sara, Rebeca, Judith y la bisabuela del cantor y desde la séptima grada para abajo se suceden las Hebreas, dividiendo las hojas de la flor y en la parte en que están provista de todas las hojas están los que creyeron en la venida de CRISTO y en los semicírculos interrumpidos por huecos, están los que creyeron en él después de haber venido y en los otros escaños inferiores que forman gran separación esta Juan siempre santo que sufrió la soledad y el martirio y debajo de el esta Francisco y debajo de éste Benito y otros varios y en la grada que corta por mitad ambas filas hasta bajo nadie se sienta por su propio merito porque son espíritus desprendidos de la tierra. Aquí en este reino los asientos no son dados por casualidad, tampoco cabe la tristeza la sed ni el hambre.
Le dice que en los primeros siglos bastaba con tener la inocencia y la fe de los padres para salvarse. Maria es glorificada por Gabriel y los demás ángeles.
San Bernardo hace una plegaria a la Virgen para que Dante pueda contemplar el sumo placer, y su plegaria ha sido escuchada y Dante fija su mirada en la luz divina.
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